Aunque sus beneficios son modestos, el SNAP puede liberar otros recursos que permiten a las familias y a las personas realizar actividades que promuevan la salud y pagar la atención médica necesaria, y muchos participantes mayores del SNAP tienen menos probabilidades de renunciar a la dosis completa de medicamentos que les recetaron debido al costo. El SNAP no solo pone alimentos nutritivos sobre la mesa, sino que es un camino hacia una mejor salud y una reducción del gasto público en atención médica.